Saturday, August 29, 2009

El camarada 32 va a misa

Su nuevo amigo también*
009347509.- Por qué la fe
El padre 666 lleva su tercera evasión. Debe dar misa en unos minutos, incluso una procesión masiva viene hacia la catedral, pero él se oculta en una de las tantas celdas del lugar y para hallarlo no podemos usar los métodos de costumbre. Hay personas que rápidamente se corrompen cuando la compañía los acepta, pero los padres baten récords. Pronto se enemistó con las monjas por asuntos nada sacros, y ellas son ardientemente devotas a que se les compense por faltas contra su comunidad: no hay perdón que valga, pero el padre 666 se ha negado a responder.
Del patio entramos a un pasillo que nos lleva a la puerta oculta tras el altar, pero 666 sigue sin aparecer. Saldremos antes de la llegada de los fieles y nos concentraremos en la mejor estrategia para extraerlo, aunque no será tan fácil sorprenderle como a un anciano dormido.
− 32, ese viejo de ahí es ¿es Ratzinger?, El Efecto Ratzinger. Desapareció del campus de adiestramiento cuando me faltaba un año para salir.
Observamos de cerca al anciano dormitando en la banca, pero a mí me falta ver sus ojos para saber si en realidad es El Efecto Ratzinger. Así le decíamos por su apego a ese sistema de adiestramiento, que también es uno de los favoritos de 85, quien observa entre risitas a nuestro posible extutor. Él abre los ojos, me mira con una mueca retorcida y luego a mi camarada, a quien le balbucea algo antes de volver la vista hacia mí, hundiendo su espalda contra el prolongado asiento de feligreses.

009347509.- Por qué El Efecto Ratzinger
Te apunta entre la ceja y el párpado mientras habla de lo inservible que eres para esto, aunque seas el más respetado de todo el grupo, grita sobre lo débil y despreciable de tu persona, frente a todos, aunque hayas hecho los ejercicios mejor que ninguno, te humilla como lo hace con el más patético que siempre acaba embarrado en llantos y excreciones. Le sostienes la mirada hasta que ordena ponerte de rodillas, golpea tu frente con la boca del cañón usando tanta fuerza como para derribarte y estalla la munición antes de que llegues al suelo.
El Efecto Ratzinger o cualquiera de sus variantes me resultan inútiles, aunque necesario para quienes necesitan mejor control de adrenalina. Pero era más sencillo que eso. Sólo se trata de estar agradecido porque no te sacaron de circulación, es todo, le debes al tutor el infinito agradecimiento de dejarte con vida. Incluso en el almuerzo dominical, parte del sermón del cura invitado hace referencia a la gracia de estar entre tanta benevolencia. Todos sabíamos muy bien sobre la infinita beneviolencia.
− Rats Singer, decían los chavos gringos, “Cantante de Ratas”. El Hamelin que con su voz sedujo a los niños del pueblo para fundar la compañía. No sólo era para agradecer por tu vida. También lo hacía para tenernos frente a la muerte y luego concedernos el perdón por ser incapaces de salvarnos. La única vez que intenté desarmarlo encargó a varios golpearme durante meses. No se puede decir que el método es suyo, desde las cruzadas ya había conciencia del recurso, pero ahora los mandatarios y sus asistentes jadean por nuevas y mejores formas de someter a muchos, a millones bajo momentos de tensión o de cercanía con la muerte, para después perdonarlos, darles la solución, salvarlos, hacerles ver que un beso en la mano era suficiente para ganar su piedad y ser felices porque el infierno fue controlado de nuevo por esa inagotable bondad. Porque sin peligro esto no funciona, Por eso Rats Singer trajo aquí a los niños, cantábamos, Por eso Rats Singer quiere más niños

009347509.- Por qué la gracia y por qué no se quitan
El Efecto Ratzinger debía prolongarse lo suficiente para mantener sensaciones en sus víctimas: miedo, dolor, resignación, odio, pero debía ser algo provocado por el Efecto y nada más. Cuando te dominaba no sucedía otra cosa, nada podía liberarte de esa tensión, solamente el mismo que te lo provocaba y así entendías lo necesario que era estar bajo su protección.
El Efecto Ratzinger no ha dejado de convulsionarse, nos reconoció del todo tanto a mí como a 85. Sabe lo que hacemos, no necesitamos ponerle un arma en la frente a nadie. Boquea repetidamente hasta precipitar todo el cráneo hacia atrás, quedando con el rostro y el cuerpo tiesos, como de rata envenenada, justo cuando los creyentes entran a la catedral cantando con cruces, estandartes, imágenes y flores. Sólo es posible replegarnos a la pared antes de quedar todo el espacio sellado con cientos de ellos.
Ocupados en sus plegarias, nadie se fija en el muerto, ni con el cuello casi torcido y la vista perdida. Los niños se le sientan en las piernas ignorando el sermón de 666, quien guarda lo mejor de sus sobresaltos para recordar a los fieles toda esa infinita gracia que le deben al supremo y a su hijo redentor, acompañado de un rosario de llantos y golpes de pecho. Finalmente los estandartes vuelven a elevarse cuando 666 se mezcla en la multitud bañada en destellos de vitrales, cantando juntos al caminar eternamente hacia la puerta del santuario, donde paso a paso desaparecen. Si no fuera iglesia de ciudad hubiéramos terminado desde que puso el pie en el altar.
− Y cuando vi que Rats Singer tampoco estaba, lo primero que pensé fue que fingió su muerte como toda sabandija, pero a nosotros nadie nos dijo que la compañía lo estaba buscando por abandonar el campus de adiestramiento. Quienes manejan esa información, como tú, hermanita, siempre la ocultan para usarla a conveniencia. 32 hubiera recuperado su lanzallamas si…
− La desconfianza no traerá beneficios, 85. Además, la prioridad era 666, pero como él entregó a Rats Singer, borraron las faltas que cometió y… me temo que ahora las monjas están muy molestas, chicos... Por eso… Rats Singer trajo aquí a los niños, Por eso Rats Singer quiere más niños
− Je jeje La la laaaa Legiones de niños La la laaaa Legiones de niños
Dejen de cantar.

Primera aventura del camarada 32 con la malvibrosa camarada 85
http://subelealvolumen.blogspot.com/2009/05/cuando-la-gober-dio-el-grito-en-pijama.html
Segunda aventura del camarada 32 con video para bailar el gallinazo
http://subelealvolumen.blogspot.com/2009/05/el-deber-civil.html

*Cuando 85 leyó cada falta cometida por 666 hacia las afectadas, opinó sobresaltado: “como si no hubiera ya bastantes albergues rellenos con engendros de monjas”.
Camilo Solís

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