Thursday, November 14, 2019

Una Noche en la Casona Maldita

Cada 1 de noviembre, las calles del barrio viejo de San Sebastián están vacías al atardecer. Ningún vecino quiere presenciar ni escuchar los fenómenos sin explicación que hasta hoy sólo se sabe que provienen de una construcción en ruinas.


Durante la noche, una fuerte brisa envuelve al barrio dispersando breves voces de angustia, pero es en una antigua casa sobre la calle 67 entre 68 y 70 donde los lamentos se trastornan en alaridos desesperados y se ha visto apariciones de ultratumba en las paredes del lugar, símbolos malditos, sonidos extraños que ningún rezo puede callar.


Nadie se acerca a esa calle el 1 de noviembre, todos los vecinos del barrio lo saben, pero un miserable desconocedor de estas leyendas, un día tomó ese camino maldito justo a la hora en que las peores visiones le harían perderse en el festín pagano de LA CASONA MALDITA.

Un pasillo oculto de la casona, por Hellbastard
La única luz que vio en todo el camino, fue la de la casona número 557A, con un juego de sombras que iban y venían haciendo palpitar la escasa iluminación del lugar. Al llegar a la puerta de donde escapaba el halo de luz, solo vio en el interior de la casa un largo corredor vacío que dirigía hasta el fondo de la casona, donde un grupo de personas parecían entrar y salir de la oscuridad.

Ritual MALIGNO
Como si la escena se hubiera lanzado hacia él, en un instante se encontró al fondo de la casona y a sus espaldas quedaba ya, muy lejana, la puerta de entrada. Al mismo tiempo, inició el estruendo de sonidos insoportables, ruidos de maquinarias rugiendo y voces guturales insanas hacían convulsionar a todos los que ahora giraban junto a él, vestidos con túnicas negras, tapizadas de símbolos desconocidos.


Maggots



Sus cuerpos oscilaban, tenían cabellos largos y oscuros con los que no podía verse sus caras, todos ellos le tapaban el paso, le hacían ir y venir atrapado en una masa de cuerpos que recorrían distintos pasillos de la casona, golpeándose en las paredes sin importarles dejar rastros de sangre cuando se azotaban en ellas.






Por fin, la masa de cuerpos lo lanzó hacia un cuarto donde estaba un pequeño joven hincado en un confesionario. El caminante se le acercó pensando que el muchacho era otro desafortunado cautivo de la casona, pero estaba equivocado: el joven trazaba en una hoja negra, una serie de figuras blasfemas que iban apareciendo en las paredes del lugar.




Visiones de Hellbastard 
Seres malditos, cruces invertidas, pentagramas y cuerpos deformes eran invocados a cada movimiento de la mano del diminuto dibujante de símbolos prohibidos. No había más opción que correr entre esos espectros apoderándose de los muros, para encontrar una salida a ese infierno de apariciones y alaridos, pero la noche aún empezaba, y la casona maldita todavía tenía más que ofrecer a su miserable invitado…




Hellbastard será tu guía



La casona sigue deshabitada hasta hoy, pero ahí quedan  las marcas en paredes, esas imágenes oscuras que rodean el confesionario pagano, y sólo puedes entrar en compañía del velador Diego Mena, conocido en el rumbo como HELLBASTARD

Es el único que podrá guiarte por los pasillos de la casona si algún día decides visitarla, sólo en el mes de noviembre y te contará su desdichada historia, cuando se vio atrapado para siempre, condenado a una noche eterna en la casona maldita.


Texto y Fotos: Camilo Solís

Contacto visitas: Hellbastard

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