Desde mediados del año pasado, se da inicio en México a un aumento de manifestaciones sociales, todas en base a justas exigencias de los pueblos que deciden organizarse contra las enormes corruptelas, violaciones, arrebatos y desprecios que el gobierno ha perpetrado sobre ellos. El pueblo de Atenco, en larga tradición de lucha, no enmudeció ante el desdén de Fox cuando éste quiso volverlos alfombra para el paso de sus presidenciales intereses; Atenco no tuvo miedo, salió a las calles con machete en mano, aun sabiendo que los corruptos, incapaces de superar la desidia, enviarían a miles de guardias armados para defenderse.
Un niño asesinado
Mujeres violadas, torturas e inocentes detenidos en Atenco a quienes la justicia recientemente dictó sentencia de sesenta y siete años de cárcel, y por otro lado también sentencia a un general vinculado con el narco, pero con quince años de encierro: “Ya viste a quién tiene más miedo el gobierno”, me comenta un amigo, pero si se refería a que el gobierno encierra más tiempo al que más le teme, aún así me parece que el gobierno le teme a todos.
La milicia y presidencia tienen que ir corriendo a buscar ayuda con el enfermo Bush para pedirle armamento y usarlo en su ridícula guerra contra el narco, pero en la práctica vemos que su tan mentado enemigo, al llegar a los tribunales corre con mejor suerte que al pueblo en lucha, a quien se le refunde en prisión, vía los jueces sicarios del Estado represor. La milicia junto a la presidencia tampoco dudará en usar su sofisticado armamento “made in usa” para seguir arremetiendo contra cualquier opositor, e incluso cualquiera que esté cerca de ahí en ese momento, cualquiera que pase por ahí.
¿Por qué siempre habrá este desdén tan generalizado?
El 13 de marzo en Mérida la policía entró a la plaza grande y sus alrededores; llegaron cientos en sus camionetas, quince minutos después de que seis-ocho personas no identificadas habían terminado de golpear las puertas del Ayuntamiento, y arrestaron a más de cuarenta jóvenes, siendo buena parte de ellos transeúntes cotidianos del centro, dirigiéndose a abordar su camión o yendo a la plaza en busca de conocidos. Sólo seguían su rutina libre y normal; al menos en la ciudad no hubo toque de queda por la visita de los presidentes milicos, aunque sí un muro.
Al Estado represor y sus componentes no les interesó su inocencia, mucho menos la justicia; le interesa generar y perseguir culpables. Siguiendo el caso de los jóvenes detenidos, vemos que a los pocos días de cumplirse los dos meses de encierro, varios de ellos están siendo liberados… ¿Liberados o rentados? Su liberación no fue por su inocencia, sino porque los familiares de la mayoría de los detenidos reunieron más de treinta mil pesos para pagar al Ayuntamiento su excesiva relación de daños, y así, los falsamente culpados de haber cometido el delito, pudieran tener derecho a fianza y continuar el torcido proceso afuera.
La juez Rubí González Alpuche, empleando a lujo todo el desprecio que contiene, forzó a los familiares -y a los presos- a elegir entre el arrebato a sus hijos o el arrebato a la posibilidad económica. Dictó para cada uno, fianza aunada a multas que en total suman de diez mil a veinte mil pesos; su trabajo de justicia en democracia, fue abrir las elecciones para pedir que el voto decida entre extorsión moral y extorsión económica, pero en ninguna de las dos hay libertad; cuando mucho, rentabilidad. ¿Será que el desprecio por los demás, se ha vuelto común en nosotros, y el Estado represor sólo refleja esta forma social fragmentada?
Bretchtianos tiempos
Al Estado represor y sus elementos no les interesa si estás conforme con ellos o no, tampoco si alguna vez te enteraste de cómo extorsionan en base a ley al pueblo mexicano, o si nunca tuviste idea; no les interesa si callabas por miedo o ignorancia, o si hablaste con valor o entendimiento, y menos consideran si hay justicia, inocentes, corrupción, verdad, e incluso, ni siquiera la culpabilidad importa: simplemente les interesa lo que les conviene.
A los alimentos principales del Estado represor, Bertlolt Bretch nos canta: “Primero se llevaron a los comunistas, pero a mí no me importó porque yo no era; enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mí no me importó porque yo tampoco era; después detuvieron a los sindicalistas, pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista; luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso tampoco me importó. Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde”. El 13 de mayo se cumplieron dos meses de presos políticos, entre ellos, Viki Texeira, Fabián Sonda, Eduardo Ojeda ("liberado" el 14 de mayo), William Vera.
camilo solís
No comments:
Post a Comment