Por Pedro Echeverría V.
2.10 El gobierno mexicano, al servicio de los empresarios televisivos
Las siguientes líneas, escritas por Claudia Fernández y Andrew Pasman, son un ejemplo de la dependencia y el entreguismo del gobierno mexicano a uno de los más poderosos magnates de la TV. Señalan que en la carta del presidente Díaz Ordaz al magnate Emilio Azcárraga el 17 de mayo de 1967, aquél le agradecía algunos consejos que le había dado sobre la utilización de la radio y la televisión y le anunciaba que por esos “servicios tan estimables, me he permitido nombrarlo mi consejero en materia de radio y televisión”. Iniciado el movimiento estudiantil, Díaz Ordaz y su secretario de Gobernación, Luis Echeverría, pidieron a Azcárraga –como lo hicieron con otros medios- cooperara en esos momentos con el Estado:
Miguel Alemán, el magnate de Televisa, señala que en 1968 el gobierno sugirió a Telesistema Mexicano hacer un esfuerzo para informar y decir la verdad de lo que pasaba, ya que en vez de orientar a la gente sólo contribuimos a la desorientación y a la agitación... nos acusaban de televisión vendida y la intención era demostrar que no estábamos vendidos, que lo único que tratábamos era de llevar una información veraz y oportuna y que nadie nos estaba manejando ni nosotros tratábamos de manipular a nadie. Más adelante surgió un acuerdo: se dijo que en 1969 se cobraría (mensualmente) el 25% sobre los ingresos obtenidos por publicidad. El 1 de julio hubo un arreglo: el impuesto sería cubierto si las estaciones ponían a disposición del Estado el 12.5% del tiempo diario de transmisión, con la salvedad de que dicho tiempo no sería acumulable ni diferible, no importando si se usaba o no.
En el sexenio de Echeverría, escriben los investigadores, los conflictos entre el Estado y los medios fueron cada vez más ásperos. En su afán por mantener su influencia en los círculos de poder una vez que concluyera su mandato, Echeverría intervino en varios medios con el fin de aumentar su control en la prensa. Ejerció una constante presión sobre Televisa para comprarle el Canal 8, que había aportado Bernardo Garza Sada a la sociedad con Azcárraga, pero cuya concesión aún estaba bajo el nombre del regiomontano. Así Azcárraga permitió convertirse en vehículo de Echeverría para atacar a Excélsior.
Se recuerda que el diario que dirigía Julio Scherer, había sido desde 1968 uno de los más críticos del régimen y era punto de referencia de la prensa internacional. Excélsior había criticado en forma creciente la corrupción de los líderes sindicales y de algunos gobernadores, como Rubén Figueroa de Guerrero; también señalaba los errores de la política económica, y la farsa de la democracia en México cuando el presidente electo no había tenido contrincante en la elección. Para 1976 el Canal 13 había retirado su publicidad de Excélsior y arrancó una campaña difamatoria en su contra, tanto en otros periódicos como en la TV. Además introdujo conflictos al interior de la cooperativa propietaria del diario... hasta que Scherer y algunos de sus colaboradores fueron despedidos. Entre ellos surgió Proceso (1976) y Unomásuno (1977)
El nuevo presidente López Portillo y Emilio Azcárraga Milmo se entendieron muy bien. Este fue nombrado coordinador de la imagen presidencial y de las transmisiones de su visita a España en octubre de 1977. En ocasiones JLP asistía a fastuosos banquetes en Televisa, en los que se presentaban espectáculos musicales y variedades. Que en ese momento se promovían en la televisora. Dos días antes de que concluyera el sexenio, el 29 de noviembre de 1982, el Diario Oficial publicó un acuerdo por medio del cual se notificó a la empresa Televisión de Provincia, S.A., filial de Televisa, que podía continuar el procedimiento de obtención de concesión para operar y explotar su red existente con 95 nuevas estaciones. Pero De la Madrid paró el trámite en cuanto tomó posesión, en gran medida por haberse aprobado al vapor. Hacia el final de su propio sexenio, sin embargo, un total de 75 de los 95 canales solicitados en concesión repetían la señal de canal 2 de Televisa.
El 1 de septiembre de 1982, cuando se decretó la “nacionalización de la banca”, el tigre Azcárraga dijo: ¡Esto es comunismo! Y exigió a la Secretaría de Hacienda que declarara que el país no iba al socialismo. Y que las 3 mil instituciones bancarias se subastaran o se indemnizara a los banqueros. Si no hubiera sido por la protesta de Azcárraga, los banqueros, que se habían quedado perplejos, lo hubieran perdido todo. Y lo consiguió: esa misma noche, funcionarios de Hacienda explicaron en 24 horas que la medida no significaba que el país se dirigiera al socialismo y poco después, De la Madrid ofreció una compensación a los ex banqueros privados además de permitirles la apertura de casas de bolsa y de cambio.
El 5 de julio de 1982, Televisa y el gobierno firmaron un acuerdo para la instalación del sistema de satélites Morelos. Ni el canal 11 ni el 13 participaron en negociaciones contractuales. En octubre Televisa acordó con la SCT el establecimiento de 80 estaciones terrenas para captar la señal de los satélites; 36 serían colocadas por el estado y las 44 restantes correrían a cargo de la empresa. Estas seguirían perteneciendo al Estado, pero a cambio Televisa recibiría el derecho de usar prioritariamente el sistema satelital para trasmitir su programación.
Cinco meses después de que se concretó la privatización de los canales estatales de televisión, el gobierno mexicano otorgó a Televisa 62 concesiones de TV que le permitirían convertir al Canal 9 en su cuarta cadena nacional. Por su parte TV Azteca había recibido 10 nuevas concesiones. Todo este capítulo de escaramuzas entre Televisa y Multivisión muestra que las cosas no eran como antes. Zedillo no era Salinas y aunque Azcárraga fue el primer representante de la iniciativa privada en visitar a Zedillo, la relación fue muy distinta. (Proceso, 20/II/00)
El pasado de Televisa aún constriñe su presente y hace incierto su futuro. Zabludovsky ha sido archivado, el noticiario 24 horas murió la muerte de los injustos, miles desfilaron frente al ataúd de Azcárraga y el heredero del imperio parece más abierto y menos arrogante. El PRI ya no puede dictar órdenes desde Los Pinos, y Televisa ya no puede dedicarse simplemente a llevarlas a cabo desde Chapultepec. El monopolio del PRI y el monopolio de Televisa pertenecen a otros tiempos, a otro México, a otros mexicanos. Pero, como argumentan los autores, Televisa sólo ha dado los pasos iniciales del gran maratón que le queda por recorrer. (Dresser, 26/III/00)
Antes fue el PRI, ahora el PAN y el entreguismo es el mismo. En lo que fue considerado un albazo, el gobierno de Vicente Fox –a menos de dos años de iniciar su gobierno- negoció en secreto un acuerdo con los concesionarios de radio y televisión y a escondidas se rindió ante sus exigencias, enarboladas en forma especial por Televisa, cuyo vicepresidente ejecutivo, Bernardo Gómez, fue el artífice del operativo que colocó a Los Pinos en calidad de subordinado de los intereses de la TV comercial. Fueron desdeñadas las numerosas propuestas presentadas en la mesa de diálogo que, con la participación de varias decenas de organizaciones, sesionó durante meses con el frustrado objetivo de revisar integralmente la legislación de los medios electrónicos.
El jueves 10 de octubre, en el hotel Maria Isabel Sheraton, la cúpula de la radio y la televisión, que encabeza Televisa, compartió alimentos con Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún, invitados de honor. Ese día, cuando Fox anunció “el decretazo” que hacía desaparecer el 12.5%, estalló una gran ovación prolongada de los miembros de la CIRT al presidente de la República , quien poco después se vanaglorió: “En el campo de los medios, ya podemos ver algunos beneficios que trajo consigo el cambio”. Negociado en secreto y redactado por el director jurídico de Televisa, el acuerdo entre el gobierno de Fox y la CIRT consumó el objetivo que se propuso Gómez: arrebatar al Estado tres horas diarias de transmisión a cambio de 53 minutos, 35 en radio y 18 en TV, según establece el nuevo reglamento de la ley respectiva que fue dado a conocer en el diario Oficial de la Federación en ese instante.
Martha Sahagún, a quien une amistad con Gómez, también fue una importante protagonista del “decretazo” que de un plumazo nulificó el impuesto de 12.5 por ciento que los empresarios estaban obligadas a entregar, desde 1969, en tiempo al gobierno para utilizarlo para servir a la comunidad. Sahagún, al presentarse tres ocasiones en la reunión de la CIRT : el jueves desayunó con las esposas de los empresarios y comió con ellos, y el viernes impartió una charla en la que ratificó que continuará con su proyecto personal, pésele a quien le pese. (Proceso. 13/X/02)
Según escribió Abraham Zabludovsky -quien fuera destacado reportero y conductor de Televisa, al mismo tiempo hijo del personaje que fuera el más importante de las noticias en la TV en México- el Grupo Televisa atiende a siete de cada diez televidentes y obtiene más o menos seis de cada diez pesos de los presupuestos de publicidad en el país. Televisión Azteca acapara 20 por ciento del auditorio y la publicidad, mientras que la radio y la TV por cable deben sobrevivir con lo que sobra. El modelo mexicano de televisión es concentrador y discrecional. Concentra en un par de empresas casi todas las formas de producción y distribución de la programación televisiva... En ningún lugar del mundo, con excepción de México, una sola empresa opera cuatro redes de televisión... Berlusconi opera tres redes nacionales (Milenio Semanal, 11/X/04).
El pasado de Televisa aún constriñe su presente y hace incierto su futuro. Zabludovsky ha sido archivado, el noticiario 24 horas murió la muerte de los injustos, miles desfilaron frente al ataúd de Azcárraga y el heredero del imperio parece más abierto y menos arrogante. El PRI ya no puede dictar órdenes desde Los Pinos, y Televisa ya no puede dedicarse simplemente a llevarlas a cabo desde Chapultepec. El monopolio del PRI y el monopolio de Televisa pertenecen a otros tiempos, a otro México, a otros mexicanos. Pero, como argumentan los autores, Televisa sólo ha dado los pasos iniciales del gran maratón que le queda por recorrer. (Dresser, 26/III/00)
Antes fue el PRI, ahora el PAN y el entreguismo es el mismo. En lo que fue considerado un albazo, el gobierno de Vicente Fox –a menos de dos años de iniciar su gobierno- negoció en secreto un acuerdo con los concesionarios de radio y televisión y a escondidas se rindió ante sus exigencias, enarboladas en forma especial por Televisa, cuyo vicepresidente ejecutivo, Bernardo Gómez, fue el artífice del operativo que colocó a Los Pinos en calidad de subordinado de los intereses de la TV comercial. Fueron desdeñadas las numerosas propuestas presentadas en la mesa de diálogo que, con la participación de varias decenas de organizaciones, sesionó durante meses con el frustrado objetivo de revisar integralmente la legislación de los medios electrónicos.
El jueves 10 de octubre, en el hotel Maria Isabel Sheraton, la cúpula de la radio y la televisión, que encabeza Televisa, compartió alimentos con Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún, invitados de honor. Ese día, cuando Fox anunció “el decretazo” que hacía desaparecer el 12.5%, estalló una gran ovación prolongada de los miembros de la CIRT al presidente de la República , quien poco después se vanaglorió: “En el campo de los medios, ya podemos ver algunos beneficios que trajo consigo el cambio”. Negociado en secreto y redactado por el director jurídico de Televisa, el acuerdo entre el gobierno de Fox y la CIRT consumó el objetivo que se propuso Gómez: arrebatar al Estado tres horas diarias de transmisión a cambio de 53 minutos, 35 en radio y 18 en TV, según establece el nuevo reglamento de la ley respectiva que fue dado a conocer en el diario Oficial de la Federación en ese instante.
Martha Sahagún, a quien une amistad con Gómez, también fue una importante protagonista del “decretazo” que de un plumazo nulificó el impuesto de 12.5 por ciento que los empresarios estaban obligadas a entregar, desde 1969, en tiempo al gobierno para utilizarlo para servir a la comunidad. Sahagún, al presentarse tres ocasiones en la reunión de la CIRT : el jueves desayunó con las esposas de los empresarios y comió con ellos, y el viernes impartió una charla en la que ratificó que continuará con su proyecto personal, pésele a quien le pese. (Proceso. 13/X/02)
Según escribió Abraham Zabludovsky -quien fuera destacado reportero y conductor de Televisa, al mismo tiempo hijo del personaje que fuera el más importante de las noticias en la TV en México- el Grupo Televisa atiende a siete de cada diez televidentes y obtiene más o menos seis de cada diez pesos de los presupuestos de publicidad en el país. Televisión Azteca acapara 20 por ciento del auditorio y la publicidad, mientras que la radio y la TV por cable deben sobrevivir con lo que sobra. El modelo mexicano de televisión es concentrador y discrecional. Concentra en un par de empresas casi todas las formas de producción y distribución de la programación televisiva... En ningún lugar del mundo, con excepción de México, una sola empresa opera cuatro redes de televisión... Berlusconi opera tres redes nacionales (Milenio Semanal, 11/X/04).
Fernandez, Claudia; Paxman, Andrew, El Tigre Emilio Azcárraga y su imperio Televisa, Grijalbo, México 2000
Echeverría V., Pedro, “Televisa y el poder”, en Sub capítulo de tesis y libro Prensa y poder en el neoliberalismo. Yucatán 1982-2001, ediciones PT, 2005, 366 páginas. *
* En Mérida se distribuyen en las facultades de Ciencias Antropológicas, Arquitectura y Economía de la Universidad Autónoma de Yucatán. También en la unidad de la Universidad Pedagógica Nacional. Enviado el Friday, 11 August a las 14:21:46 por apia
http://www.apiavirtual.com/modules.php?name=News&file=article&sid=13653
1 comment:
ME INTERESA ESTE BLOG !! es muy ciertoo todo estoo
Televisa .mantiene una linea periodistica manejada por el gobierno que se ha dedicado a manipular con informacion gran parte de hechos historicos que han sucedidoo en las ultimas decadas.
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